En silencio, escuchamos al Espíritu

     Asombro y gratitud resuenan hoy en el corazón de cada una por la espléndida jornada de ayer. La peregrinación a las Basílicas de san Pedro y san Pablo, la visita a los jardines de la residencia pontificia en Castel Gandolfo, y el encuentro con las hermanas de la Comunidad de Albano-hospital han sido momentos de mucha intensidad y en algunos aspectos, también de especial emoción.
     Recordamos uno por todos: la oración sobre la tumba del apóstol Pablo y la entrega de todas nosotras de una pluma, signo de la fidelidad creativa a un carisma que nos exige hacer de nuestra palabra  y de la vida una comunicación del Evangelio. Este momento hacía eco a la entrega de una pluma de oro que nuestro mismo Fundador, don Santiago Alberione, hizo en 1939 con algunas Hijas de San Pablo sobre la tumba del Apóstol, confiando en sus manos, toda la obra de evangelización del Instituto.
     ¡Hoy es un día ¡especial! Nos preparamos en silencio y oración a la elección de la superiora general y de su consejo. Para esta particularísima tarea pedimos también a todos ustedes un fuerte recuerdo en la oración.
     Preparándonos a acoger a la nueva superiora general, agradecemos de corazón a Sor M. Antonieta Bruscato y su gobierno, por haber guiado la Congregación en estos últimos seis años.       Gracias por  su servicio generoso, por la pasión, por la escucha, por la determinación con la cual nos han acompañado y apoyado en estos años de fidelidad al carisma paulino que el Señor nos ha confiado y de misión incansable en los cinco continentes.
Hoy, unámonos todos al Papa Francisco, con el ayuno y la oración, por la paz en Siria.
 

Ariccia, 7 de septiembre de 2013

 


Volver arriba