Hoy toda la Familia Paulina esparcida en los cinco continentes hace memoria de su humilde nacimiento, que don Alberione así describía: «En la tarde del 20 de agosto de 1914, después de la hora de adoración, presentes los queridos primeros aspirantes, se bendijo la primera casita y la pequeña tipografía…». Sólo una pequeña semilla, pero destinada a convertirse en un gran árbol.
También el ritmo de nuestros ejercicios, en este 99° aniversario de fundación e inicio del año que nos conducirá al primer Centenario de la FP, ha tenido algunas pequeñas variaciones, a comenzar por la oración de la mañana, caracterizada por la alabanza a la Trinidad por la obra de gracia que continúa realizando en nosotras, por la bendición por las grandes riquezas derramadas sobre la Familia Paulina y por la súplica para que el Señor suscite aún nuevos apóstoles que renueven la Iglesia y el carisma paulino.
Continuando en la línea de los «testigos de la fe», el P. Emilio Cicconi, sacerdote paulino, que quedará con nosotras hasta mañana, se refirió a la figura de Elías, invitándonos ante todo a agradecer al Señor por las muchas riquezas de gracias experimentadas en estos años. Luego nos instó vivamente a salir de la «cueva», como Elías, y «estar en la presencia» del Señor, quien desea confiarnos «un renovado y extraordinario mandato apostólico paulino». Se trata de lanzarnos hacia adelante – en la línea de Pablo, Alberione y Tecla – porque todo podemos en Aquel que nos da la fuerza.
Sentimos que la mano de Dios está sobre nosotras y con fe audaz, en la adoración eucarística que hemos tenido juntas, hemos invocado una nueva «Pentecostés para entrar en empatía con la humanidad y lo humano, redescubrir el mandato de habitar nuestra historia y anunciar con toda la comunicación, la bella noticia del Evangelio».
Gracias por su cercanía, sus oraciones y los muchos mensajes que nos envían. Todos han estado con nosotras hoy, de modo especial.
Ariccia, 20 de agosto de 2013