Este día, marca una etapa particularmente importante de la experiencia capitular.
Como asamblea, hemos aprobado las líneas que orientarán el camino de la Congregación para los próximos seis años. Ahora tenemos ante nosotras la elección de la nueva superiora general y de su consejo. Responsabilidad y discernimiento se encuentran y se fusionan, esperanzas y futuro interpelan a Dios para tener luz.
Pero antes, con profundo sentido de gratitud, aceptamos el regalo de la peregrinación a Roma, tras las huellas de los santos Pedro y Pablo. Nos guía el Padre Carlo Cibien, sacerdote paulino, y nuestro caminar es un reconfirmar nuestra fe en Jesucristo, nuestro Sí diario se hace anuncio del Reino, nuestra firme convicción de sentirnos parte viva de una Iglesia en camino.
Monumentos, calles, lugares-símbolos, se convierten para nosotras en llamado a la vida, a una fe que se comunica en el tiempo, que se hace experiencia concreta, que se ofrece como don total, que supera todo límite histórico, convirtiéndose en memoria fecunda y trasformadora.
Mientras ustedes leen… nosotras estamos en camino. Un camino físico e interior. No existe un futuro que prescinda de la memoria. No existe fe sino a través del testimonio ininterrumpido de quien ha visto al Resucitado y de quien continúa encontrándolo y escuchando su Palabra.
Esto es para nosotras ir tras las huellas de nuestros amados Padres en la fe.
Ariccia, 6 de septiembre de 2013