Hoy, fiesta del apóstol Bartolomé, hemos entrado en la fase central del Capítulo. Lo que se abre ante nosotras es un tiempo de escucha, de verificación, confrontación, discernimiento y planificación. El P. Tarcisio Cesarato, sacerdote paulino, durante la homilía, nos ha sugerido que «Como Natanael, hay que dejarse liberar el corazón para poder descubrir todo lo que hay de verdaderamente bello y bueno. Es necesario salir de las jaulas de la imposibilidad, que hacen corta nuestra respiración, es necesario tener una mirada, que al mismo tiempo que mira el cielo, sabe dirigirse a la tierra para comunicar a Jesucristo».
Para nosotras hoy, este tiempo especial ha iniciado en el signo del ¡Gracias! Un gracias por todos: por cada hermana por los muchos colaboradores de nuestra misión y sobre todo por Dios, el fiel. Un gracias pronunciado por Sor Maria Antonieta Bruscato, Superiora General, en la relación de síntesis de la vida de nuestra Congregación en estos últimos seis años. Un agradecimiento muy grande, que como un valioso puente, une el pasado construido juntas en estos seis años y el futuro lleno de desafíos y de deseos, de pueblos a los cuales llegar y de Evangelio por proclamar.
Para nosotras hoy, este tiempo especial ha iniciado en el signo del ¡Gracias! Un gracias por todos: por cada hermana por los muchos colaboradores de nuestra misión y sobre todo por Dios, el fiel. Un gracias pronunciado por Sor Maria Antonieta Bruscato, Superiora General, en la relación de síntesis de la vida de nuestra Congregación en estos últimos seis años. Un agradecimiento muy grande, que como un valioso puente, une el pasado construido juntas en estos seis años y el futuro lleno de desafíos y de deseos, de pueblos a los cuales llegar y de Evangelio por proclamar.
Sigan acompañándonos con sus oraciones y su recuerdo en estos días, dedicados sobre todo al conocimiento de la situación real de la Congregación en el mundo. El afecto de todas nos llega de distintas maneras: comunidades, familias, amigos, amigas y hermanas. Gracias a todos por su constante presencia.
Ariccia, 24 de agosto de 2013