Para cada Congregación, un Capítulo es un tiempo valioso, cuyo corazón es la asamblea que, a la luz del Espíritu, ora, busca, estudia, escucha, se confronta y elige. Pero, para que todo funcione, alrededor de las hermanas capitulares se mueven, como satélites, diversas realidades, que concretamente hacen posible el desarrollo de todos los trabajos.
Hoy nos gustaría dar a conocer el trabajo silencioso e incansable de muchas de nuestras hermanas, que ayudan a la asamblea capitular, haciendo posible muchas cosas, una entre todas: la comunicación.
Si son muchas las proveniencias, muchos son también los idiomas. Y es entonces cuando surge el trabajo valioso de las traductoras: para las relaciones, para las confrontaciones, pero también para nuestras comunicaciones con la red, con nuestras comunidades y con el mundo. El trabajo, por tanto, urge también en cuanto a las fotos y la web, con el fin de hacer visible lo que, de lo contrario, no lograría cruzar los confines de la casa que nos hospeda. Y está también la secretaría técnica, que recoge, multiplica, imprime y pone a disposición todo el material que la asamblea necesita. Pero cómo olvidar a quienes se ocupan de las comisiones, de la acogida y de las muchas necesidades diarias.
En fin, nos gustaría que cada uno de ustedes, pudiera descubrir, detrás de cada pequeño trabajo el rostro, el corazón y las manos laboriosas y generosas, de muchas de nuestras hermanas, siempre en el trabajo. Ellas merecen nuestra gratitud; para ellas pedimos también la oración de todas, porque a través del trabajo más silencioso y escondido, está también el difícil y fecundo.
Olvidaba…, hoy nuestro viaje en el mundo de las «Paulinas» ha concluido. Ahora dedicaremos algunas horas para volver personalmente, con el estudio y la oración, sobre los muchos input recibidos en estos días. Tenemos necesidad de escuchar la voz de Dios y de los pueblos: escuchar para comprender, discernir y, al momento oportuno, elegir.
Ariccia, 27 de agosto de 2013